Amante de facebook
Por Guillermo Ramos Flamerich
Juan estaba solo. Era un oficinista joven, con poco trabajo que hacer y demasiado tiempo para el ocio. Su única distracción durante la jornada de trabajo, era revisar la red social facebook. Los estatus, álbumes, actualizaciones y sobre todo la información sentimental de sus contactos. Juan añoraba poder cambiar su información personal. Siempre «soltero (a)». Desde la aparición de facebook, Juan sólo había tenido un noviazgo, el cual terminó gracias a esta red social.
— ¡Martha! Creo que esta relación subió a un nuevo nivel, te sugiero que cambies tu información sentimental. ¡Anda chica! Tenemos una relación, publícalo en facebook. Comentaba Juan.
Martha, su novia desde hacía diez meses, era amante de la privacidad. Para ella el facebook era la «comadre chismosa» de los nuevos tiempos. Ella disfrutaba la compañía de Juan, pero estaba harta de su insistencia. No quería agregar información personal, era su última palabra.
— ¡Mi amor! Tú sabes cómo soy yo. Nuestra relación es y será duradera, pero eso de que lo nuestro, esté en boca de todo el mundo, creo que empava un maravilloso noviazgo —decía Martha con ternura.
Juan, cada día se obsesionaba más con la idea de publicar su relación en facebook. Veía como la mayoría de sus amigos comentaban sus amoríos a diestra y siniestra. Martha y Juan tenían etiquetadas una importante cantidad de fotos, pero esa situación no calmaba el afanoso empeño del novio.
Todas las peleas se relacionaban con el asunto. Juan argumentaba que al no apoyar su decisión, Martha estaba negando su relación. Ella a su vez reclamaba a Juan que tenía que aceptar su forma de ser.
El idilio, gracias a este amigo virtual, se fue rompiendo poco a poco. Una de las últimas peleas, se produciría por un escrito publicado en el muro de Martha por uno de sus amigos: «Mi amor, pendiente el fin que viene para una reu en mi casa».
— ¡Martha! Por eso no quieres publicar lo nuestro, lo entendí. Quien sabe que estarás haciendo.
— ¡Nada de eso! Si nos vemos todos los días. Juan, esto ya me tiene harta, es mejor que terminemos. No quiero saber más nada de ti o tu facebook. Aseveró Martha de manera agresiva.
Al poco tiempo, por cuestión de orgullo, Juan la bloqueó como amiga y des etiquetó todas las fotos que tenían juntos.
Así pasaron los meses. La monotonía de la oficina y el facebook. Por cosas del destino, Juan consiguió una novia muy parecida a él: Ana María. A los dos días de comenzar el romance, ya el facebook publicaba con bombos y platillos su compromiso. La alegría de Juan era incalculable, escritos en el muro, álbumes y todo lo que se puede hacer por esta red social para demostrar amor. Mas a los tres meses de noviazgo, durante una de esas tardes de oficina, aparecía publicado en el computador de Juan: «Ana María está soltera».